viernes, 4 de febrero de 2011

KL, Terima Kasih!!

A poco más de un día de Nochevieja, aterricé en Kuala Lumpur, capital de Malasia (Malaysia para ellos), donde me reuní con mi amigote, Chem, y su primo. Había escuchado hablar mucho y bien de esta ciudad, y he de decir que estuvo por encima de mis expectativas. Unos amigos que estuvieron viajando por todo el país, me dijeron que la capital era el no va más, que el resto de ciudades no eran tan impresionantes, y que daba la sensación de que el gobierno se había gastado una pasta tremenda en hacer de Kuala Lumpur un lugar emblemático y cautivador. No sé si esto será cierto, pero lo que yo vi me pareció espectacular.

Malasia es un país de unos 27 millones de habitantes y está dividida en dos territorios por el Mar de la China Meridional. Está formada por 13 estados o reinos, en 9 de los cuales hay un sultán, siendo esta, no obstante, una figura meramente representativa. El país consiguió la independencia de los británicos (sí, aquí también llegaron estos chiquillos con sus bombines y su té) en 1957. Es un estado confesional, concretamente musulmán, hecho que se recuerda en su bandera con la presencia de una media luna.

Así que en poco más de una semana pasé de la India a Sri Lanka, y de ésta a Malasia, para volver después al subcontinente indio. Punto y aparte merece el tema de las monedas en estos países. Por regla general, los de mi generación no hemos vivido lo que es llegar a un país sin un duro por culpa de que el dinero que traes de tu anterior destino no es válido. Ahora estamos en la era de la globalización y las compañías aéreas de bajo coste, y eso, lógicamente, se nota. Ahora pues, con conocimiento de causa, puedo decir que bendita la hora en la que España ingresó en la Unión Europea y a estos se les ocurrió unificar la divisa.

Os pongo el ejemplo más ilustrativo que me ha ocurrido en este viaje. Llego de la India (rupia india) a Sri Lanka (rupia srilankesa) a eso de las 3 de la mañana, y resulta que en este país no es válido usar una moneda distinta de la suya propia, lo cual es lógico y hasta necesario, porque resulta que la rupia srilankesa y la india tienen distinta tasa de cambio con respecto al Euro; digamos que tus euros son más rupias srilankesas que indias. Sin embargo Sri Lanka es un país, por regla general, más caro que la India, así que no os digo el lío que esto conlleva, y más si vas de visita sólo para unos cuantos días. Total, que en el aeropuerto hay un montón de oficinas de cambio con dependientes ávidos y deseosos de comprar las divisas de los turistas, momento en el cual me planteo cambiar mis rupias por las de mi nuevo destino, pero sorpresa la mía, que estando separados por tan sólo 44 Km., en el aeropuerto de Colombo no se compran rupias indias, sino que son más avariciosos y sólo lo hacen con los Euros, Dólares estadounidenses, Libras Esterlinas, etc. Además, cuando lo pregunté en el stand de turno, el tío se me quedó mirando con cara de: "este chaval está amamonao perdío, no se da cuenta de que la chatarra que lleva en lo alto no le interesa nada más que a los indios".

Y tras esta parrafada de quejas al aire, paso a hablar de Kuala Lumpur, que como dice un amigo mío, no te la esperas. Sinceramente, es otro rollo de ciudad, y a cada paso que das, te das cuenta. Así, a bote pronto: sus calles están limpias, sus taxis funcionan todos con gas natural, está plagada de rascacielos y edificios vanguardistas, la tecnología aflora por cualquier parte de la ciudad, se come con palillos, los platos son variados y muy sabrosos (nada picantes), faltan dedos en una mano para contar las diferentes religiones que conviven en la urbe, sus habitantes sonríen todo el día y son muy educados, van regalando abrazos por la calle (como en las pelis), vuelve el concepto de espacio vital, así que se adiós a eso de entrar en el autobús como sardinas en lata,... Todo esto podría llevar a pensar que la ciudad es una amalgama de culturas sin orden ni concierto, donde el capitalismo ha hecho de las suyas y ha convertido a sus habitantes en consumistas exacervados. Es curioso, pero nada más lejos de la realidad. Si, bajo mi punto de vista, Sri Lanka es sinónimo de mestizaje, Malasia lo es de tolerancia. La inmensa mayoría del país es musulmán, pero ello no quita que haya templos taoístas o hinduistas por doquier; además, los supermercados rebosan productos prohibidos para todos ellos, como el cerdo y la ternera, y a un precio asequible. Lo que es caro, lo es por los impuestos (por ejemplo, el alcohol), pero no te encuentras el problema de que no haya de algo (situación habitual en Chennai). Y a pesar de toda esta oferta, los supermercados y centros comerciales no están hasta arriba de gente, no hay colas en las cajas, ni empujones para llegar antes a la tienda de turno.


Mención especial merece el transporte público. Kuala Lumpur es una de esas ciudades que a pesar de no ser muy grande (algo menos de 2 millones de habitantes) ha entendido que no es admisible que el tráfico rodado perturbe la vida de sus ciudadanos, y por ello tiene una extensa y eficaz red de comunicaciones que te permita ir de punta a punta en un suspiro. Aparte del metro, tiene también un sistema de líneas de monorail que conecta los distritos por encima de las calles. También puedes elegir usar el autobús, aunque el lío de números y letras es muy similar al de la India, al menos para un turista como yo. En el centro de la ciudad abundan las zonas peatonales, y a destacar, Chinatown. Este barrio, donde reside y tiene sus negocios la mayor parte de la comunidad china (como en muchas capitales europeas), es un hervidero de turistas y oriundos a la caza del mejor precio. Las falsificaciones (muy conseguidas, por cierto) están a la orden del día, y el entorno y el ambiente hacen que creas estar en una auténtica ciudad del gigante asiático. Los puestos de comida callejera se amontonan en las esquinas y tentado me sentí en muchas ocasiones de probar alguna de las delicatessen favoritas de esta gente, aunque hubo platos que me quitaron las ganas, XD. Por ejemplo, en uno de los mercados callejeros a los que fui, había montañas y montañas de una especie de pescado desecado que de lejos parecían boquerones, y ya más de cerca camarones. Fuera lo que fuese, el hedor a podrido era insoportable, lo cual no disuadía a los clientes, que se los llevaban por kilos y se los comían como pipas.

Imagen del metro

Aquí, el aperitivo favorito de los malayos

Una muestra de la suculenta comida malaya, con
sus sopa de bolas de ternera y sus fideos con pringá

La entrada a Chinatown y su mercado de oportunidades

Seguramente, si algo es conocido mundialmente de Kuala Lumpur, son las Torres Petronas, que son las torres gemelas más altas del mundo. Este gigante de 452 metros es simplemente alucinante. Se erige sobre un centro comercial enorme, y en el subsuelo alberga un museo con historia, curiosidades y datos sobre el edificio. El visitante puede, por ejemplo, subirse en una báscula y calcular cuántas veces su altura, miden las torres; así que soy 243 veces más bajito que ellas, !!casi ná!! El resto de los edificios no son demasiado especiales, aunque sí pudimos ver algún edificio típico de finales de la época colonial. Concretamente, en la foto, se puede ver la que fue hace muchos años sede del gobierno, cuando aun estaban los británicos. El edificio es un alarde de originalidad y estilo, XD. Imagino la conversación entre dos de sus promotores antes de su construccióní:
- Oye, ¿qué tal si construimos aquí en la ciudad el edificio del gobierno?
- Venga vale, ¿qué estilo va a tener?
- Pues no sé, déjame que piense. Somos una colonia británica, así que habrá que estar a bien con ellos, pero por otro lado somos musulmanes, y estamos muy orgullosos de ello... ¿qué opinas?
- Pues entonces plantemos ahí el Big Ben y le ponemos ventanitas y cúpulas de estilo árabe y a ver que sale...
Dicho y hecho, ahí tenéis el resultado, XD.


Como para subir a las Torres Petronas había que pegarse un madrugón curioso y además no te dejaban acceder a la parte más alta, opté por visitar otra torre menos conocida pero casi igual de alta, desde cuya parte superior se tiene una panorámica espectacular de la ciudad; su nombre: Menara KL Tower. Esta gigantesca torre de telecomunicaciones alcanza, incluyendo su gran antena, los 421 metros de altura. Aparte de unas increíbles vistas, lo que más me impresionó es que estos malayos van a tope, y, ¡¡tienen semejante bicho de edificio en medio de una selva tropical!! Sí, así está la cosa, ¿quieres una selva tropical? Pues toma selva en medio de la ciudad. Hice hasta una rutilla de media hora por un sendero que había por allí y todo, vamos, que era como para perderse allí; eso por no contar la cantidad de bichos y el calor y la humedad que hacía allí dentro.


Y llegó la noche de fin de año, y llegó el apoteosis. Pasar el fin de año con tu familia, con el programa de Cruz y Raya de fondo, es bonito y muy nuestro, pero entrar en el 2011 frente a las Torres Petronas con un botellón y las uvas correspondientes, tampoco está mal, XD. Teníamos claro que sería en tan singular lugar de la ciudad, porque siempre hemos visto que cuando es por la tarde en España, por esta parte del mundo ya están de fiesta (nos llevan 7 horas de adelanto). Lo del botellón y las uvas surgió sobre la marcha, pero no defraudó. Lo cierto es que esperaba un reloj de cuenta atrás enorme, rollo Times Square, y un fiestón tremendo, y nada más lejos de la realidad. Los malayos son escuetos y comedidos en sus celebraciones, sin cuenta campanadas, ni cronómetro o similar, tan solo un reloj digital en lo alto de un edificio cercano. Hasta tal punto son recatados, que a las 0.15 solo quedábamos nosotros rematando unos cubatas que teníamos pendientes y a eso de la 1 de la mañana, la policía nos echó de la plaza (con una educación exquisita), pero no porque estuviera prohibido el botellón (sinceramente, la gente estaba un poco cariacontecida con nuestro comportamiento, no se lo esperaban), sino porque era tarde y tenían que limpiar y adecentar la zona para el día siguiente. No había casi ninguna discoteca abierta, y las que había, pedían una pasta para entrar y estaban medio desiertas. Total, que la experiencia fue genial y muy recomendable, pero de celebraciones andamos mejor en España. Por supuesto, no pudimos evitar dar la nota con nuestras camisetas de La Roja...


No podía finalizar sin comentar que, al igual en la India, el sentimiento patriótico es tremendo, y hay banderas del país por cualquier rincón de la capital. Los malayos están muy orgullosos de sus orígenes y de todo lo que han conseguido, y no dudan en gritarlo a los cuatro vientos; eso sí, en voz baja y sonriendo, para no molestar a nadie, XD. Por todos lados puedes encontrar carteles publicitando la ciudad, poniéndola en valor. Yo sólo puedo decir, tras pasar unos días en esta apasionante urbe, que también pienso que Malasia es muy putera, XD, y por todo ello, termino diciendo: Kuala Lumpur, terima Kasih!! (muchas gracias).

 
Un abrazo, Pablo L.

4 comentarios:

  1. Que aprovechadita tienes tu Willpower!! Y además has tenido la suerte de ver paises como este con edificios tan emblemáticos como las Petronas! Que envidia mala que tengo!!

    Creo que lo que más me ha impresionado de tu relato es lo "putera" que es Malaysia! XD Fuera de coñas, tiene pinta de ser un sitio chulo, parece una versión mejorada de la India, con su limpieza, comida sabrosa y respeto a la comida non veg. De todas formas, imagino que solo te dió tiempo a ver Kuala, por lo que nos quedaremos con la incognita de que como es el Chennai malayo y si tiene iguales carencias!! Igual no estaría mal plantearse un nuevo viaje de investigación, que no?

    Bueno, se ve por el post que lo has disfrutado y además ya puedes crear en FB un grupo que se llame "yo también hice botellón debajo de las Torres Petronas" Ahí lo dejo... Un besote Apu Foch!

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  2. Qué pasa guapa!! Hombre, lógicamente, este viaje abre la puerta a esa recóndita parte del mundo que es el sudeste asiático, a la que nunca imaginé que iba a ir. He tenido además la suerte de conocer de todo un poco, y ya voy teniendo algo más de criterio para elegir qué visitar. Si además, tenemos en cuenta lo fácil que es entrar en estos países, sin visado, ni historias, la cosa parece que pinta bastante bien, jaja. Así que yo, por supuesto, no descarto nuevas incursiones...
    Lo del grupo del FB está bueno, pero suena algo pretencioso, como para pinchar al personal que no ha podido ir, jaja, muy tuyo, jaja. Un besote.

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  3. Hola palomito: por fin he leido tu último post, es que se me acumula el trabajo.
    Me encantan las fotos de las torres Petronas con vosotros debajo en plan cotillón de fin de año.
    Supongo que no sabe lo mismo seguir escribiendo de tu estancia en la India, pero desde Sevilla. La expectación tambien ha decrecido, pues ya todos hemos disfrutado de tus vivencias en directo.
    Bueno espero que remates bien la jugada y te despidas como nos merecemos tus fieles seguidores de estos últimos meses.
    Muuuuuuuuuuuuuuuuuuchosss besssssosss.

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  4. Buenas mamá!! La verdad es que escribir los posts, ahora, que estoy por aquí, es algo menos emocionante, pero bueno, ya solo queda uno y será en plan de despedida, así que espero no decepcionaros. Un besote!!

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