miércoles, 23 de febrero de 2011

Despedida y cierre


Y se acabó lo que se daba, y además, ya iba tocando, porque hace ya más de un mes que estoy de vuelta. Alargarme tanto antes de publicar este último post no era algo premeditado, ni mucho menos, pero sí que me ha ayudado a asimilar mi nueva situación. Así, a bote pronto, he notado un tremendo cambio en la comida, las ciudades, el clima, el transporte, las caras conocidas,... Hay otros tantos detalles que han cambiado, y de los que seguramente no me habré dado cuenta, pero sí tengo claro qué es lo que más me ha llamado la atención a mi regreso. En la India, en mi opinión, la gente es más pobre que en España, y digo en mi opinión, porque estoy acostumbrado a un cierto nivel de vida, a unas ciertas comodidades, etc. Con esto quiero decir, que a lo mejor una persona de Nepal piensa que en la India viven estupendamente, y que menudo lujo que tienen, pero no creo que los españoles compartamos esa opinión. Sin embargo, por extraño que parezca, la gente es muy generosa, afable y feliz (o al menos, eso parece).

Hace como diez días, en Sevilla, vi una discusión bastante airada entre dos señoras de mediana edad, por algo que no viene al caso, y una de ellas zanjó el problema diciendo: "...todos tenemos problemas señora, así que no me cuente historias..." Me quedé realmente sorprendido; hacía mucho tiempo que no veía a alguien tan enfadado. Estoy convencido de que esas mujeres lo tienen todo para ser feliz, pero en aquel preciso instante sólo se demostraron enfado e indiferencia la una a la otra. Sin duda es otro ejemplo de que vivir en un país desarrollado, no asegura que sus habitantes lo sean.

Creo que deberíamos tratar de sonreir más, tratar de agradar más a los demás, tratar de no buscar más problemas de los que ya hay y tratar de no buscarse más enemigos de la cuenta, porque llevarse bien con la gente me parece algo más sencillo y satisfactorio que llevarse mal.

Bueno, no me pongo más trascendental, que al fin y al cabo quiero terminar esta aventura como reportero dando las gracias. ¿Y por qué? Pues porque muchos conocidos han seguido el blog, y me lo han hecho saber. Quería contar mis experiencias y mis sensaciones con cada nuevo paso que daba en este excitante viaje y quería hacerlos partícipes a todos y todas. Pero lo que no me esperaba era recibir muchas otras visitas de gente a las que no conozco de nada y de sitios en los que no he estado en mi vida. Y muchos diréis, ¿cómo sabes tú que te han seguido, eh, tío listo? Pues bueno, gracias a la tecnología, asocié este blog a una cuenta de Google Analytics, que básicamente es una aplicación que se encarga de fisgar de dónde son las personas que han visitado HACIENDO EL INDIO EN LA INDIA. Además, reporta información acerca de la hora, el tiempo de conexión, el sistema operativo del equipo utilizado,... vamos, rondando los límites de la privacidad, XD.

Lo más curioso de todo esto, es que he recibido muchas visitas (muchas más de las que esperaba), pero no sólo de sitios en los que viven gente conocida, sino también de otras ubicaciones de las que sólo había oído hablar en televisión. Así que, por ejemplo, hay una persona en Australia y otra en Rusia que han sabido de mis andanzas. Supongo que estaban buscando algo en la red y toparon con mi blog; seguramente vieron que era en español, o simplemente que no era en inglés, y se fueron como llegaron, pero quedaron registrados. así que, a efectos prácticos, me han ayudado a sumar un total de 41 pasíses, que me parece una auténtica barbaridad.

Pues por todo esto, muchas gracias a los conocidos y a los desconocidos, porque es un gustazo (y un poquito de responsabilidad, XD) escribir algo cuando sabes que hay gente esperando para leerlo. Para que quede constancia de lo que comento, os dejo unas capturas de esta aplicación tan interesante (¡¡y tan cotilla!!).


Al final han sido casi 3.000 visitas, que seguramente se superarán con este post, y picos de casi 40 visitas en algunos días; datos que han superado ampliamente mis expectativas más ambiciosas.


Como quizás alguno os preguntaréis si se cuentan las visitas de una misma persona una y otra vez, aclararos que sí, pero que el programa también ofrece un dato que figura como Visitantes únicos absolutos, y que no es más que el número de participantes totales, es decir, contandolos sólo una vez. Al final, más de 900, ¡¡casi ná'!!


Para mí, esta imagen y la siguiente son las mejores representaciones de la difusión de este blog. Este mapa refleja los países que han entrado en este sitio, pintando de un verde más oscuro, aquellos territorios con más visitas. Lógicamente, España gana por goleada, y tras ella está la India, porque se cuentan, por ejemplo, todas las visitas que he tenido que realizar para escribir cada artículo. Pero, como curiosidad os diré que tengo 53 visitas de Hyderabad, que es la capital del estado de Andra Pradesh, en la que no he estado nunca; así que parece que allí también hay  un fiel seguidor, aunque desconocido, XD. 


No he querido listar todos los países, para no hacerlo muy pesado, pero sí quiero nombrar las 55 ciudades españolas desde las que me han visitado, porque he viajado bastante por mi país, pero desde luego no tanto, XD. Han sido: Sevilla, Cádiz, Madrid, Puero de Santa María, Barcelona, Santander, Málaga, Bilbao, Córdoba, Huelva, Pontevedra, Zaragoza, Granada, Pozuelo de Alarcón, Valencia, Camargo, Almería, San Sebastián, La Coruña, Murcia, San Cristóbal de la Laguna, Palma de Mallorca, Pamplona, Alicante, Logroño, Vigo, Ciudad Real, Oviedo, Algeciras, Las Palmas de Gran Canaria, Urnieta, Sabadell, Elche, Santiago de Compostela, Tarragona, Ripollet, Jaén, Lugo, Gijón, Castellón, Lérida, Albacete, Badalona, Granollers, Guadalajara, Getafe, Valladolid, Benidorm, Avilés, Gandía, Cullera, Alcobendas, Vitoria, Marbella y Santa Bárbara.

Por último, quería dejaros algunas curiosidades con las que me he ido encontrando en estos meses, y que quizás por falta de tiempo o porque no casaban con el tema del artículo, no he incluido en ninguno de mis posts.

Para empezar, un detalle de los coches de Tamil Nadu y de Chennai en particular. El vídeo podría resumirse con: "...porque nunca ir marcha atrás fue tan divertido...".


Sólo añadir que he llegado a escuchar La Macarena como sintonía de un coche de estos; y es que, España es muy internacional, XD.

A continuación os dejo un vídeo del que fue mi primer viaje en autorickshaw, toda una experiencia. Para hacerlo todavía más especial si cabe, me acompañaban dos de mis compañeras Erasmus, Maite, y Lucía. Esta última es la que no paraba de darle palique al conductor con un perfectísimo acento andaluz, pero en inglés.


Para terminar, un vídeo homenaje a Conchi, una amiga mía y de mis padres que tuvo la deferencia de mandarme un maravilloso y exquisito lomo en manteca en una fiambrera, aprovechando la visita de mi hermana. Por supuesto, en esos momentos de necesidad que tuvimos, el lomo se compartió y se disfrutó entre todos, y las caras de felicidad del respetable eran un espectáculo cada vez que se abría la famosa fiambrera. Aclarar, eso sí, que todas las entregas que me hicieron llegar mis visitas fueron estupendamente acogidas, y merecerían un vídeo cada una de ellas, pero es esta especialidad española la que más llamó la atención a los habitantes del Kurinji, así que de ahí el documento audiovisual. Espero que os guste.


Bueno, pues ahora sí que se acabó, no sin antes agradecer nuevamente el apoyo que he recibido por parte de todos. Ha sido una gran experiencia, como os podéis imaginar. Muchos me han preguntado si volveré a la India, ya que suponen que he quedado cautivado por ella. Sinceramente, creo que he quedado más cautivado de su gente. La verdad es que no creo que vuelva, y no porque no me haya gustado, sino porque me he dado cuenta de que el mundo es enorme (lo cual parece una obviedad), y quiero conocer sitios nuevos, cuantos más mejor.

Así que ya de vuelta, me dedico a disfrutar de las cosas y la gente que tanto he echado de menos. Tengo en mente seguir pidiendo becas, para pegarme otro despiste, así que quien sabe, igual dentro de no mucho ando descubriendo otra culura y vuelvo a contarla en otro blog... ya veremos, XD.


Muchas gracias y un último abrazo, Pablo L.

viernes, 4 de febrero de 2011

KL, Terima Kasih!!

A poco más de un día de Nochevieja, aterricé en Kuala Lumpur, capital de Malasia (Malaysia para ellos), donde me reuní con mi amigote, Chem, y su primo. Había escuchado hablar mucho y bien de esta ciudad, y he de decir que estuvo por encima de mis expectativas. Unos amigos que estuvieron viajando por todo el país, me dijeron que la capital era el no va más, que el resto de ciudades no eran tan impresionantes, y que daba la sensación de que el gobierno se había gastado una pasta tremenda en hacer de Kuala Lumpur un lugar emblemático y cautivador. No sé si esto será cierto, pero lo que yo vi me pareció espectacular.

Malasia es un país de unos 27 millones de habitantes y está dividida en dos territorios por el Mar de la China Meridional. Está formada por 13 estados o reinos, en 9 de los cuales hay un sultán, siendo esta, no obstante, una figura meramente representativa. El país consiguió la independencia de los británicos (sí, aquí también llegaron estos chiquillos con sus bombines y su té) en 1957. Es un estado confesional, concretamente musulmán, hecho que se recuerda en su bandera con la presencia de una media luna.

Así que en poco más de una semana pasé de la India a Sri Lanka, y de ésta a Malasia, para volver después al subcontinente indio. Punto y aparte merece el tema de las monedas en estos países. Por regla general, los de mi generación no hemos vivido lo que es llegar a un país sin un duro por culpa de que el dinero que traes de tu anterior destino no es válido. Ahora estamos en la era de la globalización y las compañías aéreas de bajo coste, y eso, lógicamente, se nota. Ahora pues, con conocimiento de causa, puedo decir que bendita la hora en la que España ingresó en la Unión Europea y a estos se les ocurrió unificar la divisa.

Os pongo el ejemplo más ilustrativo que me ha ocurrido en este viaje. Llego de la India (rupia india) a Sri Lanka (rupia srilankesa) a eso de las 3 de la mañana, y resulta que en este país no es válido usar una moneda distinta de la suya propia, lo cual es lógico y hasta necesario, porque resulta que la rupia srilankesa y la india tienen distinta tasa de cambio con respecto al Euro; digamos que tus euros son más rupias srilankesas que indias. Sin embargo Sri Lanka es un país, por regla general, más caro que la India, así que no os digo el lío que esto conlleva, y más si vas de visita sólo para unos cuantos días. Total, que en el aeropuerto hay un montón de oficinas de cambio con dependientes ávidos y deseosos de comprar las divisas de los turistas, momento en el cual me planteo cambiar mis rupias por las de mi nuevo destino, pero sorpresa la mía, que estando separados por tan sólo 44 Km., en el aeropuerto de Colombo no se compran rupias indias, sino que son más avariciosos y sólo lo hacen con los Euros, Dólares estadounidenses, Libras Esterlinas, etc. Además, cuando lo pregunté en el stand de turno, el tío se me quedó mirando con cara de: "este chaval está amamonao perdío, no se da cuenta de que la chatarra que lleva en lo alto no le interesa nada más que a los indios".

Y tras esta parrafada de quejas al aire, paso a hablar de Kuala Lumpur, que como dice un amigo mío, no te la esperas. Sinceramente, es otro rollo de ciudad, y a cada paso que das, te das cuenta. Así, a bote pronto: sus calles están limpias, sus taxis funcionan todos con gas natural, está plagada de rascacielos y edificios vanguardistas, la tecnología aflora por cualquier parte de la ciudad, se come con palillos, los platos son variados y muy sabrosos (nada picantes), faltan dedos en una mano para contar las diferentes religiones que conviven en la urbe, sus habitantes sonríen todo el día y son muy educados, van regalando abrazos por la calle (como en las pelis), vuelve el concepto de espacio vital, así que se adiós a eso de entrar en el autobús como sardinas en lata,... Todo esto podría llevar a pensar que la ciudad es una amalgama de culturas sin orden ni concierto, donde el capitalismo ha hecho de las suyas y ha convertido a sus habitantes en consumistas exacervados. Es curioso, pero nada más lejos de la realidad. Si, bajo mi punto de vista, Sri Lanka es sinónimo de mestizaje, Malasia lo es de tolerancia. La inmensa mayoría del país es musulmán, pero ello no quita que haya templos taoístas o hinduistas por doquier; además, los supermercados rebosan productos prohibidos para todos ellos, como el cerdo y la ternera, y a un precio asequible. Lo que es caro, lo es por los impuestos (por ejemplo, el alcohol), pero no te encuentras el problema de que no haya de algo (situación habitual en Chennai). Y a pesar de toda esta oferta, los supermercados y centros comerciales no están hasta arriba de gente, no hay colas en las cajas, ni empujones para llegar antes a la tienda de turno.


Mención especial merece el transporte público. Kuala Lumpur es una de esas ciudades que a pesar de no ser muy grande (algo menos de 2 millones de habitantes) ha entendido que no es admisible que el tráfico rodado perturbe la vida de sus ciudadanos, y por ello tiene una extensa y eficaz red de comunicaciones que te permita ir de punta a punta en un suspiro. Aparte del metro, tiene también un sistema de líneas de monorail que conecta los distritos por encima de las calles. También puedes elegir usar el autobús, aunque el lío de números y letras es muy similar al de la India, al menos para un turista como yo. En el centro de la ciudad abundan las zonas peatonales, y a destacar, Chinatown. Este barrio, donde reside y tiene sus negocios la mayor parte de la comunidad china (como en muchas capitales europeas), es un hervidero de turistas y oriundos a la caza del mejor precio. Las falsificaciones (muy conseguidas, por cierto) están a la orden del día, y el entorno y el ambiente hacen que creas estar en una auténtica ciudad del gigante asiático. Los puestos de comida callejera se amontonan en las esquinas y tentado me sentí en muchas ocasiones de probar alguna de las delicatessen favoritas de esta gente, aunque hubo platos que me quitaron las ganas, XD. Por ejemplo, en uno de los mercados callejeros a los que fui, había montañas y montañas de una especie de pescado desecado que de lejos parecían boquerones, y ya más de cerca camarones. Fuera lo que fuese, el hedor a podrido era insoportable, lo cual no disuadía a los clientes, que se los llevaban por kilos y se los comían como pipas.

Imagen del metro

Aquí, el aperitivo favorito de los malayos

Una muestra de la suculenta comida malaya, con
sus sopa de bolas de ternera y sus fideos con pringá

La entrada a Chinatown y su mercado de oportunidades

Seguramente, si algo es conocido mundialmente de Kuala Lumpur, son las Torres Petronas, que son las torres gemelas más altas del mundo. Este gigante de 452 metros es simplemente alucinante. Se erige sobre un centro comercial enorme, y en el subsuelo alberga un museo con historia, curiosidades y datos sobre el edificio. El visitante puede, por ejemplo, subirse en una báscula y calcular cuántas veces su altura, miden las torres; así que soy 243 veces más bajito que ellas, !!casi ná!! El resto de los edificios no son demasiado especiales, aunque sí pudimos ver algún edificio típico de finales de la época colonial. Concretamente, en la foto, se puede ver la que fue hace muchos años sede del gobierno, cuando aun estaban los británicos. El edificio es un alarde de originalidad y estilo, XD. Imagino la conversación entre dos de sus promotores antes de su construccióní:
- Oye, ¿qué tal si construimos aquí en la ciudad el edificio del gobierno?
- Venga vale, ¿qué estilo va a tener?
- Pues no sé, déjame que piense. Somos una colonia británica, así que habrá que estar a bien con ellos, pero por otro lado somos musulmanes, y estamos muy orgullosos de ello... ¿qué opinas?
- Pues entonces plantemos ahí el Big Ben y le ponemos ventanitas y cúpulas de estilo árabe y a ver que sale...
Dicho y hecho, ahí tenéis el resultado, XD.


Como para subir a las Torres Petronas había que pegarse un madrugón curioso y además no te dejaban acceder a la parte más alta, opté por visitar otra torre menos conocida pero casi igual de alta, desde cuya parte superior se tiene una panorámica espectacular de la ciudad; su nombre: Menara KL Tower. Esta gigantesca torre de telecomunicaciones alcanza, incluyendo su gran antena, los 421 metros de altura. Aparte de unas increíbles vistas, lo que más me impresionó es que estos malayos van a tope, y, ¡¡tienen semejante bicho de edificio en medio de una selva tropical!! Sí, así está la cosa, ¿quieres una selva tropical? Pues toma selva en medio de la ciudad. Hice hasta una rutilla de media hora por un sendero que había por allí y todo, vamos, que era como para perderse allí; eso por no contar la cantidad de bichos y el calor y la humedad que hacía allí dentro.


Y llegó la noche de fin de año, y llegó el apoteosis. Pasar el fin de año con tu familia, con el programa de Cruz y Raya de fondo, es bonito y muy nuestro, pero entrar en el 2011 frente a las Torres Petronas con un botellón y las uvas correspondientes, tampoco está mal, XD. Teníamos claro que sería en tan singular lugar de la ciudad, porque siempre hemos visto que cuando es por la tarde en España, por esta parte del mundo ya están de fiesta (nos llevan 7 horas de adelanto). Lo del botellón y las uvas surgió sobre la marcha, pero no defraudó. Lo cierto es que esperaba un reloj de cuenta atrás enorme, rollo Times Square, y un fiestón tremendo, y nada más lejos de la realidad. Los malayos son escuetos y comedidos en sus celebraciones, sin cuenta campanadas, ni cronómetro o similar, tan solo un reloj digital en lo alto de un edificio cercano. Hasta tal punto son recatados, que a las 0.15 solo quedábamos nosotros rematando unos cubatas que teníamos pendientes y a eso de la 1 de la mañana, la policía nos echó de la plaza (con una educación exquisita), pero no porque estuviera prohibido el botellón (sinceramente, la gente estaba un poco cariacontecida con nuestro comportamiento, no se lo esperaban), sino porque era tarde y tenían que limpiar y adecentar la zona para el día siguiente. No había casi ninguna discoteca abierta, y las que había, pedían una pasta para entrar y estaban medio desiertas. Total, que la experiencia fue genial y muy recomendable, pero de celebraciones andamos mejor en España. Por supuesto, no pudimos evitar dar la nota con nuestras camisetas de La Roja...


No podía finalizar sin comentar que, al igual en la India, el sentimiento patriótico es tremendo, y hay banderas del país por cualquier rincón de la capital. Los malayos están muy orgullosos de sus orígenes y de todo lo que han conseguido, y no dudan en gritarlo a los cuatro vientos; eso sí, en voz baja y sonriendo, para no molestar a nadie, XD. Por todos lados puedes encontrar carteles publicitando la ciudad, poniéndola en valor. Yo sólo puedo decir, tras pasar unos días en esta apasionante urbe, que también pienso que Malasia es muy putera, XD, y por todo ello, termino diciendo: Kuala Lumpur, terima Kasih!! (muchas gracias).

 
Un abrazo, Pablo L.