miércoles, 27 de octubre de 2010

De Ramanujan a Shimla

De todas las ciudades que he visitado desde que estoy aquí, si tuviera que elegir una para pedirme una beca de movilidad dentro del territorio nacional (como la beca Séneca en España), sin duda sería a Shimla. No sabemos si este tipo de becas existen en el sistema universitario indio, pero nosotros ya le hemos puesto nombre, por si acaso, XD (Ramanujan fue un genial matemático indio de principios del siglo XX).


Tras dejar Chandigarh, un poco decepcionado, cogimos dos trenes en un día: el primero hasta Kalka, y el segundo hasta Shimla, que está algo más de dos mil metros de altitud. Precisamente este último trayecto está muy recomendado por guías y oficinas de turismo, y es que el recorrido es simplemente espectacular (a tenor de las fotos). Durante aproximadamente 95 Km. se pasa por innumerables túneles y viaductos y nunca a más de 30 Km/h (como reza el cartel de información en la estación de Kalka), ¡¡razón por la que se tardan más de 4 horas y media en llegar!!; pero para nada se hace pesado, al contrario. Faltan fotos para captar toda la naturaleza que literalmente inunda las vías y las diminutas estaciones emplazadas en medio de la nada. En una de las múltiples paradas que realiza el convoy, nos encontramos con un grupo de scouts que estaban asistiendo a un curso de formación. No había caído hasta entonces, pero qué mejor sitio para ser scout y salir al campo que un país tan selvático como este.


La ciudad de Shimla (o Simla) es la capital del estado de Himachal Pradesh, literalmente Región de montañas nevadas, y tiene unos 145.000 habitantes. Hasta la llegada de los británicos no era más que un claro en el bosque. Este lugar comenzó a tomar relevancia cuando, a principios del siglo XIX, un británico construyó allí una casa de veraneo; años más tarde, se convirtió en la capital oficial de verano del Raj. En 1.903 se inauguró la línea de tren que cogimos nosotros (y que yo creo que no ha cambiado lo más mínimo, XD), lo que le aseguró el estatus de complejo vacacional de montaña más importante del país. Se extiende a lo largo de una cresta de 12 Km, y de las cosas que más me impresionaron fueron la limpieza de sus calles y el centro de la ciudad, que es completamente peatonal; hecho éste último impensable en ciudades del sur como Chennai, diseñadas por y para el tráfico rodado. Además, se pueden encontrar  edificios pintorescos de la era británica. No faltaron, por supuesto, las compras en los mercados nepalí y tibetano que andaban repartidos por la ciudad. Los precios eran cuanto menos irrisorios, de hecho, había ropa de marca con mejor pinta que la que se puede encontrar en Europa, pero ante ese dinero, la palabra falso rondaba nuestras cabezas. Por supuesto no nos dejamos amedrentar por este detalle y dimos rienda suelta a nuestro consumismo, porque al menos siempre podremos decir que encontramos una ganga falsa muy auténtica en un mercado nepalí en la India, que eso siempre viste mucho, XD.


Como buena ciudad India que se precia, aun siendo del norte, se pueden admirar estampas tan curiosas y entrañables como la de los dos chavales abrazándose. Que a nadie le dé por pensar que son pareja o algo así, entre otras cosas porque en la India (según nuestra guía de viaje) la homosexualidad está penada por la ley (no así las relaciones lésbicas, menuda suerte las chicas, jaja). La imagen captada es sólo una de las muchas muestras de cariño que se profesan los hombres entre sí. No es raro, por ejemplo, ver a dos varones conversando durante largo rato cogiéndose la mano, porque se saludan al encontrarse y mantienen el gesto hasta que terminan de hablar. Al prinicipio es muy chocante, pero ahora hasta yo lo hago con mis compañeros de clase. Lo que me parece más curioso de todo esto, es que a pesar de esa cercanía patente en estos gestos, el contacto entre personas de distinto sexo está muy restringido y públicamente es casi imposible verlo; en mi clase, por ejemplo, nos sentamos los chicos por un lado y las chicas por otro. Hace unos días me dio por sentarme en una de las filas de bancas de las niñas, porque había sitio y porque en esa asignatura en cuestión no me entero bien de las explicaciones, por culpa del depurado acento indinglis de mi profesor. Así que allí que me situé, rompiendo barreras y sentando cátedra, XD. Desde entonces mis compañeros me tienen en mejor consideración (Incredible India!!).

No pudimos dejar la capital del estado sin visitar antes uno de los numerosos templos que alberga. En concreto, el Templo de Jakhoo, dedicado a Hánuman (o Jánumat, el que tiene mandíbula), que es un avatar de Siva con forma de mono. No sé si he contado alguna vez que ya hemos tenido algún que otro encuentro con monos, tanto en el campus como fuera, y que son animales adorables por la tele, pero tremendamente agresivos e inteligentes en vivo, que no dudan en quitarte cualquier cosa que estés comiendo o bebiendo. Eso sí, si la botella es de agua se puede estar tranquilo, ya que prefieren la CocaCola y el Sprite, porque sí, ¡¡las diferencian perfectamente!! En fin, que como es lógico, un templo dedicado a un dios con forma de mono tenía que estar plagado de sus congéneres. El susodicho edificio estaba en lo alto de una montaña cercana a la plaza del pueblo, y el desnivel hacía que tuvieramos que ir completamente echados sobre nuestras rodillas, hasta casi tener que ayudarnos con las manos; muchos de los que nos cruzamos por el camino nos dijeron que los monos no eran peligrosos, siempre y cuando no los miráramos fijatemente a los ojos ni les hiciéramos fotos (¡¡menudos consejos!!). Así que, con todo esto, nuestra visita fue un tanto accidentada, hasta el punto de que por un momento estuvimos a punto de echarnos atrás. Finalmente nos econtramos con un grupo de chavales del lugar que tuvieron a bien acompañarnos (o más bien escoltarnos). No exagero si os digo que en algunos momentos había más de 50 monos pululando a nuestro alrededor, una auténtica locura. Por cierto, el templo era bastante bonito, así que mereció la pena tanto primate suelto, XD.

Tras dos días dejamos Shimla en autobús, con dirección a Manali, donde estuvimos bastante cerca de la cordillera del Himalaya y de lo que hablaré en próximos días.

Un abrazo, Pablo L.

martes, 19 de octubre de 2010

Primeros pasos en el Norte: Chandigarh

Dichosos los ojos, que diría mi madre. El pasado domingo llegué de vuelta del viaje de dos semanas que me he pegado por el norte de la India, y a pesar de que estaba deseando contar mil anécdotas en el blog, he vuelto realmente exhausto, así que una vez descansado, paso a contaros algunas batallitas del viaje; lo haré como los coleccionables de las revistas, por fascículos, que si no el post se me va de las manos y se vuelve infumable, XD.

El día 2 de octubre, a las 7 de la mañana cogimos (mi compañero Ricardo y yo) el vuelo con destino Delhi. Volamos con SpiceJet, que significa algo así como Jet Picante, porque aquí en la India, hasta las aerolíneas pican. Durante ese día, estuvimos conociendo Nueva Delhi, un barrio de Delhi, donde se concentran una gran cantidad de tiendas y mercadillos pensados por y para los turistas, y donde el regateo es una religión; podría asegurar que hasta los propios vendedores no se quedan totalmente satisfechos después de una venta, si no han discutido previamente con el comprador, aunque esto le suponga obtener menos beneficio.

Al día siguiente, muy temprano fuimos al aeropuerto a recoger a nuestras visitas españolas y cogimos un tren a nuestra primera parada: Chandigarh. La ciudad de Chandigarh se encuentra en la frontera entre los estados de Punjab y Haryana, y hace las veces de capital de ambos territorios, aunque no pertenece a ninguno de ellos. ¿Por qué tan curiosa circunstancia? Resulta que cuando la India alcanzó su independencia, el Gobierno central decidió "crear" una ciudad y diseñarla como "expresión de la fe de la nación en el futuro"; el encargo recayó en el arquitecto de origen suizo Le Corbusier, que proyectó una utopía vanguardista en la que reinan "la aritmética, los elementos modulares y la geometría". Así que mirar el mapa de la ciudad de Chandigarh es como observar un tablero de ajedrez, porque el territorio está dividido en distritos de formas rectangular o cuadrada; vamos, que es como si lo hubieran diseñado a escuadra y cartabón. Es totalmente distinta a las ciudades que he visitado por aquí, y sorprende ver entre tanto caos un proyecto de ciudad tan sumamente ordenada y hasta limpia.

De nuestro día y pico aquí he de destacar el Jardín de piedra de Nek Chand. Este refugiado indio pasó los últimos años de la ocupación británica en Pakistán; en el año 1948, cruzó  la frontera y se instaló en Chandigarh, donde quedó impatctado por la cantidad de residuos generados al arrasar aldeas para la construcción de la ciudad. Chand recuperó todo ese material, se lo llevó a su hogar en la selva y le dio una segundo vida como material escultórico. Acabó creando miles de formas hechas con residuos urbanos e industriales, así como piedra local. Años más tarde, unos funcionarios gubernamentales descubrieron su obra y poco después, se creó el parque que a día de hoy es una de las atracciones más visitadas de toda la India. Como veis, la cantidad de figuras y formas es impresionante; destacan además las zonas con paredes enteras forradas con trozos de platos, vasijas de barro hechas añicos y hasta con ladrones de enchufes. El parque es enorme, cosa normal, porque la materia prima usada nunca escasea, jaja.


No quería finalizar este post sin hacer una mención especial a mis visitas, sin las que hubiera sido imposible haber tenido un viaje tan excepcional. Además, me han obsequiado con abundantes y variados manjares, de los que estamos dando cuenta yo y gran parte de los Erasmus que estamos en Chennai. Muchas gracias por todo!! Todavía recuerdo las lágrimas que casi se me caen cuando vi el aceite y las galletas Dinosaurio... XD.



Un abrazo, Pablo L.

sábado, 2 de octubre de 2010

Cerrado por vacaciones!!

Estos dos primeros días de octubre han sido bastante importantes para mí. A las 17 horas de ayer día 1, acabé el último de mis exámenes parciales de este primer tramo de curso, y las sensaciones han sido bastante positivas. En general estoy teniendo mucha suerte tanto con las asignaturas como con las clases, porque muchos de mis compañeros Erasmus tienen profesores que les obligan a estudiar de memoria, entregarles periódicamente la tarea (sí sí, como lo oyes, jaja, hace  por lo menos 10 años que no entrego yo algo de eso), etc. No me puedo quejar, porque estoy aprendiendo algunas cositas nuevas y volviendo a estudiar materia pasada, por lo que no me está costando demasiado. De todas formas, del cole ya hablaré próximamente...

Además, en estos momentos (ya son las 4.58 de la mañana del día 2/10)  me dispongo a salir de viaje durante dos semanas para visitar el Norte de la Indiaaaa!! Digo, el sur parece que se me ha quedado pequeño, XD. Estaré en Delhi, Chandigarh, Shimla, Manali, Varanasi, Khajuraho y Agra, en principio, así que será un no parar. De hecho, esta entrada no es más larga porque ya estoy con la mochila puesta, así que no hay tiempo para más. Lamento no poder informaros con nada nuevo durante estos 15 días, pero no os preocupéis que estaré bien (vienen visitas españolas a traerme aceitito de oliva y embutidos!!), y a la vuelta tendré seguro mucho que contar. Por supuesto, para tan importante evento he querido mostrarme más indio que nunca; quién sabe, a lo mejor me confunden con un oriundo de Tamil Nadu...XD.


Un abrazo, Pablo L.