viernes, 27 de agosto de 2010

Mi gran boda INDIA

Hace como una semana nos pasó algo realmente sorprendente, que sólo podía ocurrirnos aquí. Nos pegamos más de 45 minutos en un autobús de línea para ir a un intercambiador a comprar unos billetes (hasta aquí todo muy normal, XD) y durante el trayecto conocimos a una chica india muy agradable con la que hicimos amistad. Al llegar al destino, y tras ayudarnos a encontrar la taquilla correspondiente, se despidió de nosotros y... ¡¡nos invitó a su boda!! Así, tal y como suena, a su boda, jaja. En España, si te encuentras a alguien en el autobús y te ayuda, le das las gracias y hasta luego, pero aquí, te invitan a sus bodas. Al principio nos quedamos muy sorprendidos y yo no me lo creía, pero tras preguntar a varios compañeros de clase, unos días después,  nos enteramos que aquí en las bodas se invita a muchísima gente, tanto familia como amigos.

Pensándolo ya más tranquilo, me he dado cuenta de que desde que llegamos a este país, sus habitantes se desviven por ayudarnos y ser amables; así que una invitación de boda no creo que sea más que otra muestra de su desmedida e inmerecida cordialidad para con nosotros. No tengo claro si tantos agasajos buscan que tengamos una mejor visión de la India o que a nuestra vuelta a España contemos lo muy avanzado que es este país; no lo tengo claro, ¡¡pero por supuesto hemos ido a la boda, menuda oportunidad!!.

Nos recogieron ayer a eso de las 18 horas en la puerta del Campus y tras casi tres horas de coche llegamos al pueblo donde se celebraba el evento. Fue en una especie de salón de celebraciones todo en uno, engalanado como montones de luces y neones para la ocasión. En la planta baja del edificio se oficiaban las distintas ceremonias de las que consta el casamiento y en la primera planta había una especie de buffet libre non-stop por el que los invitados pasaban sin orden ni concierto; es decir, que mientras que muchos de los presentes asistían, por ejemplo, a la Recepción (de la cual hablaré después), otros tantos cenaban, y así fueron desfilando durante por lo menos 3 horas porque de otra cosa no, pero de gente la India anda sobradísima.

Como ya he adelantado, la ceremonia se dividió en dos partes. La primera, la Recepción, fue el jueves por la noche y en ella los novios iban recibiendo (lógicamente) a todos los invitados uno por uno. El protocolo con cada asistente se repetía continuamente. Llegada, entrega de regalo, foto de todos posando con el mismo, despedida y siguiente, como en el carnicero. Parece poca cosa, pero teniendo en cuenta que había cerca de 1000 invitados, pues imaginaros lo bien que se lo pasan los novios en las bodas de aquí, XD. Ah por cierto, los novios no abren los regalos al recibirlos, por lo visto no es tradición, así que puedes darles un ladrillo y estar tranquilo, porque no se enterarían hasta dos días después; pero tranquilos nuestro presente no fue material de obra, reforma o similar, sino un cuadro de Ganesh, porque nos recomendaron comprar algo que se pudiera colgar en la casa. 

Al día siguiente fue la Celebración, que comenzó a las 7.30 de la mañana (y porque la habían retrasado, ya que tradicionalmente este tipo de ceremonias se hacen a las 4 a.m.!!). En esta parte ya hay un Brahmán (sacerdote hinduista) que oficia el evento y que se dedica a seguir una serie de complejos y variados ritos, muchos de ellos con el fuego como protagonista. Ciertamente es difícil explicar todo lo que hace, pero vamos, que trabaja muchísimo el chaval, es un no parar.

Por supuesto, mención especial merece la comida de tan distinguido evento. Mis expectativas eran muy altas, pues la semana pasada fui en un par de ocasiones a cenas organizadas por la Universidad y había carne (de pollo por supuesto, que ya es mucho pedir en este país vegetariano por tradición), fruta y mucha variedad de platos a gusto de cualquiera, por lo que tratándose de una boda, pensé que el banquete de calidad estaba asegurado. Lamentablemente la cena fue tremendamente india, así que nada de carne y a cambio, carta blanca al picante. El comedor era como el de un cuartel: te sentabas, te ponían tu plato (una hoja de plátano, como se puede ver) y 5 o 6 camareros iban pasando con unos perolos enormes de comida sirviendo a todo el que se lo pidiese. Aprendí una valiosa lección: si lo que está en el cubo de marras, te lo sirven con un cucharón, picará, porque esto es la India, pero al menos conservarás la lengua tras el bocado; si te lo sirven con una cucharilla pequeña, créeme, eso pica hasta para los oriundos, así que no te la juegues y no retes a las leyes de la naturaleza. El desayuno, en cambio, estuvo bastante mejor, aunque el sistema de funcionamiento del comedor fue exactamente el mismo, XD.

Por cierto, los novios no se besaron al final de la ceremonia, como es lógico, ya que aquí el contacto físico público entre hombre y mujer no está bien visto (aunque es común ver a hombres de la mano por la calle), pero al menos sí se les tira arroz, previamente bendecido por el brahmán y acompañado con pétalos de jazmín.


Un abrazo, Pablo L.

jueves, 19 de agosto de 2010

ChennÁDIZ connection


Hay una cosa en la que Chennai me recuerda enormemente a Cádiz a pesar de estar a casi 12.000 Km de distancia. Si te mueves por la Tacita de plata, tendrás a tu disposición un reducido aunque eficaz número de líneas de autobuses que te permitirán llegar a cualquier punto de la ciudad; pero, inexplicablemente, los números de dichas rutas no son consecutivos, así que podrás coger el 1 para ir de la Plaza España a Cortadura, o el 7 para ir de Ingeniero de la Cierva a la Glorieta Simón Bolivar. Eso sí, más de uno te llamará carajote si le preguntas por la parada del 4 o del 6, porque simplemente no existen.


Esta coherencia en el transporte público es palpable también en Chennai. Ni si quiera llego a imaginarme el número de líneas que existen, pues tiene 7 millones de habitantes, y como toda ciudad india está construida con edificios de muy pocas alturas, por lo que su extensión es tremendamente vasta. Ocurre pues, que en una misma parada se pueden coger más de 20 autobuses distintos, lo que provoca que el número de viajeros que esperan sea enorme. Este es un denominador común de este país: para cualquier cosa que quieras hacer, tendrás que esperar y seguro que habrá un montón de gente.


Por supuesto hay que estar muy atento, porque aquí las líneas tienen números y letras, así que no es lo mismo coger el 21G para ir al aeropuerto, que el pp21G (que pasa por delante, pero no para allí) y nada que ver con el recorrido del pp21ct, que va en otra dirección. Afortunadamente la gente es tremendamente amable, y si no sabes muy bien cómo ir a algún sitio, sólo tienes que preguntar a alguna de las decenas de personas que seguro que habrá en la parada (sea la hora que sea).

Hay ciertas reglas no escritas que son muy útiles para viajar en autobús aquí en Chennai, y que yo he aprendido a base de montarme mucho en ellos. Un ejemplo: es inútil tratar de recordar cuánto pagaste por el viaje el día anterior, ya que el precio del billete varía en función de lo bueno que es el autobús (lo sé, parece increíble); de esta forma, si te toca uno malo, a lo mejor pagas 4 rupias, y si te toca uno bueno, el precio puede llegar hasta las 10 rupias, aunque el trayecto sea exactamente el mismo. Otro ejemplo: la zona de asientos que está situada entre las puertas del autobús (que por supuesto van siempre abiertas) está reservada para las mujeres, así que si va lleno y se te ocurre sentarte allí, seguro que te lo recriminan rápidamente. Otro más: el espacio vital de un indio no tiene nada que ver con el del europeo medio, por tanto no hay que sentirse acosado o avasallado si algún viajero va pegado a ti aun teniendo espacio suficiente para estar más alejado. El penúltimo: el auténtico viajero indio se monta y se baja del autobús en marcha; es más, si el vehículo está totalmente parado (circunstancia que no ocurre en demasía), se esperará a que éste arranque para subirse. Por último: si hay 10 personas que quieren coger el autobús y crees que no van a caber, tranquilo, ten por seguro que se montarán, y no te extrañe que algún rezagado se agregue cuando ya haya arrancado. A las pruebas me remito, XD.



Un abrazo, Pablo L.

sábado, 14 de agosto de 2010

Kurinji + Jumanji = Kumanji

Es complicado explicar cómo es el campus universitario donde se ubica la residencia de estudiantes en la que vivo, Kurinji Boys Hostel. Anna University tiene desperdigados varios campus repartidos por toda la ciudad; el mío es el que está situado en el barrio de Guindy, y es a su vez el más importante de ellos. En la vorágine en la que se sumerge Chennai, el campus, con entrada en la calle Sardar Patel Road, es como una isla en medio del océano. Es una inmensa finca plagada de árboles y arbustos y salpicada de edificios que albergan las aulas y los departamentos. Todavía no he andado el campus de punta a punta, pero estoy seguro que se tarda más de media hora, es increíble.

Mi amigo Germán me dijo, con ironía, que tenía que tener cuidado, ya que a lo mejor tenía que dar las clases en medio de la jungla y rodeado de animales, como si esto fuera Jumanji, XD. Bien, creo que no podía haber dado más en el clavo; si bien Chennai dista mucho de esta idea, el campus de la universidad podría pasar por una reserva natural, a la vista de la gran cantidad de animales con los que te puedes encontrar, y de las dimensiones de los mismos. A cualquier hora del día se pueden escuchan los graznidos de los cuervos que pululan por todas partes, o te puedes topar con un grupo de monos y sus crías mientras juegan en los patios de los edificios o en medio de la calle, o ver al anochecer murciélagos del tamaño de un águila sobrevolando tu cabeza y que nada tienen que envidiarle a Batman. Y si estás despierto hasta tarde, puedes escuchar alrededor de la residencia como los cerdos salvajes salen de sus escondites para buscar comida. Os puedo asegurar que no es para nada peligroso (al menos por ahora, :) ), sino más bien emocionante.

Empiezo a acostumbrarme a que en vez del despertador, sea la matriarca de la familia de monos, que vive en un árbol cercano, la que me despierte por las mañanas, y a que al anochecer los cientos de perros que hay por el campus ladren como si estuvieran poseídos y a que de vez en cuando un 747 me amenice la tarde con el infernal ruido que genera, al aproximarse al aeropuerto que está a solo 10 Km de aquí. Creo que nunca he vivido tan en contacto con la naturaleza como ahora, y curiosamente está siendo en la ciudad más ruidosa y con el tráfico más caótico en la que he estado jamás, XD. Ya sabéis, cosas de la India!!


Un abrazo, Pablo L.

lunes, 9 de agosto de 2010

Mumbai is different


Chavales, estamos salvados, no todo en la India es tan feo como Chennai!! Ayer por la noche volví de Mumbai, y he quedado completamente prendado de esta bulliciosa ciudad. Por hacer una comparativa, en la metrópolis más poblada de la India (16 millones de criaturitas nada más y nada menos) hay menos polución, las calles están más limpias, el tráfico es menos asfixiante y el ambiente es más festivo y relajado que en la sofocante capital de Tamil Nadu, antigua Madrás (Chennai para los amigos). Bombay (hasta 1995) me ha devuelto, sin lugar a dudas, las ganas por viajar y conocer nuevos sitios de este gigantesco país, porque verdaderamente ahora creo estar conociendo ese encanto místico que siempre ha envuelto a esta cultura.

En esta primera foto se aprecia The Gateway of India (La entrada de India), que es un monumento que se encuentra en el puerto y que fue edificado por los británicos en 1911 ante la visita del Rey Jorge V y su esposa. Curiosamente, cuando los ingleses abandonaron definitivamente Mumbai (1947), partieron en barco desde este mismo punto, así que lo paradójico del asunto es que la construcción que trataba de representar el esplendor colonial británico se convirtió, unos años más tarde, en un símbolo de la independencia del país colonizado. Chúpate esa, George!!

Por supuesto y como no podía ser de otra forma, Mumbai también nos dejó la otra cara de la India, esa que gusta menos pero que forma parte de su idiosincrasia. Aproximadamente el 60% de la población de Mumbai vive en slums (chabolas); nosotros visitamos Dharavi, que se hizo tremendamente famoso por aparecer en la premiadísima Slumdog millionaire. Para mí fue durísimo, y he llegado a la conclusión de que en la India más que pobreza, hay miseria. A lo que me refiero es que el problema no es que el país esté en crisis o tenga un PIB muy bajo o algo por el estilo; el problema es que en su afán por alcanzar al resto de potencias mundiales, la India se está olvidando del grueso de la población que la hace funcionar (porque los habitantes de los slums pagan impuestos, por ejemplo), de las políticas sociales, etc.

La India es un país tan "desarrollado" que ya manda cohetes al espacio, pero sin embargo es tan miserable que es incapaz de ofrecer una vivienda a la mayor parte de su población (al menos a la de Mumbai). Me doy cuenta de lo ambiguo que es el término desarrollo...


Un saludo, Pablo L.

jueves, 5 de agosto de 2010

Spanish omelette

Ayer fui invitado junto a otros comapñeros a casa de Kasia y Mariusz, pareja polaca que también disfruta de una beca Erasmus aquí en la India. La idea era pasar una tarde/noche agradable y degustar platos típicos de nuestros países respectivos. Así que Ginaluca y Mateo hicieron macarrones al pomodoro; los polacos prepararon damplings, que son como unas empanadillas rellenas de puré de patata o de espinacas, según se prefiera; Fred, el belga, compró cervezas, por eso de la tradición de su país (aunque las de aquí se quedan bastante lejos) y los españoles, como no, hicimos una espectacular tortilla de patatas, como atestigua la foto.

No fue fácil, porque los huevos eran bastante pequeños y compramos cerca de tres kilos de patatas y un par de cebollas, que al freirlos se quedaron en nada. Así que, finalmente, fue una sola tortilla de 16 huevos indios y 2,5 kilos de patatas indias (y ya veis que no era muy grande). De todas formas lo importante es que estaba espectacular, o quizás lo que pasaba es que fue mi primera comida no picante desde que llegué aquí, y claro, disfruté muchísimo, XD.

Lo que más me gustó sin duda fue el ambiente distendido que tuvimos y comprobar como personas tan distintas podemos tener muchos puntos de encuentro. Creo que, en general, la gente que viaja, que conoce y que se interesa por lo que ocurre fuera de su país es gente mucho más tolerante y abierta y que es justo en este punto donde radica la buena sintonía que tenemos los que estamos aquí.

Por cierto, bendito inglés que nos permite comunicarnos sin problemas. No sé cuánto se dedicará en el País Vasco a la enseñanza del Euskera, pero sin duda, creo que todo el dinero que se invierte en el aprendizaje del inglés es poco para el rendimiento que se le saca.


Un abrazo, Pablo L.

lunes, 2 de agosto de 2010

Operación Pondichery

Este pasado fin de semana hemos ido a Pondichery (o Puducherry según quien lo diga), y me ha parecido una ciudad muy occidental, sucia como toda la India, pero menos de lo habitual. Por lo que he creído entender, permaneció bajo dominió francés durante todo el tiempo de la colonización británica, así que sus policías visten como gendarmes, sus matrículas no son como las del resto de la región (porque es un territorio de la unión y sobre ella manda Delhi) y abundan las casas coloniales y los bares y restaurantes con nombres franceses como Le cafe (el cual dará que hablar después). Nos recomendaron alquilar unas motos para conocer la ciudad, y a pesar de que aquí conducen por la izquierda como los ingleses (en esto Pondy no es distinta del resto de la India), el tráfico es más amable y nos atrevimos: fue todo un acierto como se puede ver en la foto.

La otra cara de la moneda vino el viernes por la tarde. Comimos en Le cafe, y como eran ya las 4 y media de la tarde y estábamos cerca de la merienda, me tomé un sandwich vegetal espectacular y dos batidos de vainilla muy fríos, más espectaculares todavía. Desgraciadamente, lo realmente espectacular vino después, porque madre mía qué gastrointeritis pillé. Más o menos a las 22.00 h y después de cenar poca cosa, porque ya estaba algo indispuesto, empezaron a venirme unos sudores fríos, que pa' qué contaros. Sólo diré que creo que nunca he estado tan malo (aunque yo siempre digo eso, porque soy un pésimo enfermo) y que visitar un hospital público en la India es hasta el momento lo más catastrófico que he visto aquí.

De todas formas me encuentro ahora perfectamente recuperado, aunque tomando alguna pastilla, así que nada de alarmarse, que según me dicen ahora soy un poco más fuerte que antes. A pesar de su descontrol, mis respetos al hospital porque me han dejado nuevo. Ahí dejo una foto testimonial de mi paso por tan idílico lugar, cuando ya estaba algo recuperado y me di cuenta de que compartía cama a ratos!! XD!!


Un abrazo, Pablo L.